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jueves, 28 marzo, 2024

Las madres de hijos pequeños son las más perjudicadas frente a la ‘nueva normalidad’

En 2019, las madres en edad activa ya participaban menos del mercado laboral (68%) que las mujeres sin hijos/as (73%). En los varones, el efecto de la paternidad era opuesto: los padres participaban más (97%) que quienes no lo eran (90%). La crisis social y epidemiológica desatada por la pandemia de coronavirus implicó un retroceso en la participación laboral de todas las personas

Sin embargo, su impacto se hizo sentir más en las mujeres con hijos/as, amplificando las desigualdades: en el segundo trimestre de 2020, la cantidad de madres activas cayó 18% respecto al trimestre previo, cerca del doble que los padres y las mujeres sin hijos/as.

La lenta reactivación de la economía se tradujo en una progresiva recuperación del mercado de trabajo. Sin embargo, el repunte no fue igual para todos/as. Las madres de niños/as más pequeños/as tuvieron una recuperación significativamente más lenta que el resto: su participación laboral cayó 24% entre abril y junio del 2020, y aún no han retomado sus niveles de la prepandemia.

De esta manera, la maternidad -en especial, cuando requiere mayor demanda de cuidados- parece relacionarse  directamente con el grado de impacto de las consecuencias negativas de la pandemia.  

Entonces, ¿cuáles son los factores que están detrás de este escenario? ‘‘Las mayores dificultades de las madres para participar del mercado laboral se vinculan estrechamente con las dinámicas sociales y familiares de cuidado,” afirman Florencia Caro Sachetti y Juan Camisassa, coordinadora y analista del Programa de Protección Social de Cippec.

En el 70% de las familias, la carga adicional de las tareas de cuidado recayó en ellas

Antes del inicio de la crisis provocada por la pandemia, las mujeres ya concentraban la mayor carga de trabajo doméstico y de cuidado no remunerado: el 89% de ellas realizaba este tipo de tareas, en comparación con el 58% de los varones.

Los esfuerzos destinados a contener el avance de la pandemia trajeron una agudización de este fenómeno, ya que su potencial éxito se erigía sobre el repliegue de todas las actividades a la esfera doméstica. En el 70% de las familias, la carga adicional de tareas de cuidado fue absorbida por las mujeres. En este contexto, las barreras para conciliar el trabajo productivo y reproductivo se incrementaron significativamente para las madres.

Hacia adelante. El informe producido por Caro Sachetti y Camisassa se plantea el nuevo dilema de estos tiempos pospandémicos: ¿cómo avanzar hacia la nueva normalidad? ‘‘El cuidado debe ser un eje prioritario de las estrategias de recuperación”, enfatizan Caro Sachetti y Camisassa. “Además, ese eje es el que puede dinamizar la economía”, agregan.

En este sentido, proponen continuar avanzando en la creación de un sistema integral y federal de cuidados, con el objetivo de distribuir el cuidado de manera más justa, entre madres y padres, pero también hacia afuera de la familia: con el Estado, la comunidad y el mercado.

“El sistema debe basarse en tres pilares: tiempo para cuidar, a través de licencias y políticas que promuevan la participación de los padres en la crianza de sus hijos/as; dinero para cuidar, mediante el fortalecimiento de las transferencias destinadas a la niñez; y servicios para el cuidado, con el desarrollo de espacios para la primera infancia”, concluyen los autores.

Para concientizar por el cáncer de mama En el marco del mes del cáncer de mama, la Liga Argentina de Lucha Contra el Cáncer (Lalcec) realiza una acción con las principales marcas de ropa interior femenina del país, para concientizar sobre la importancia de hacerse las mamografías obligatorias a partir de los 40 años y los autoexámenes como sólo uno de los métodos preventivos, pero no el único. Las marcas Peter Pan, Caro Cuore, Selú, Pompavana, Innocenza, Sweet Lady, Dulce Carola y Luz de Mar intervinieron sus prendas con stickers con las frases: “A partir de los 40, hacete una mamografía anual” y “El autoexamen no alcanza”.

Lalcec explica que “la mamografía permite detectar, además de lesiones benignas, el cáncer de mama cuando este aún no se palpa (puede manifestarse como un nódulo, microcalcificaciones, asimetrías). Las probabilidades de tener la enfermedad aumentan con la edad. En aquellas pacientes con antecedentes familiares de primer grado, podría adelantarse”. Además, conocer las propias mamas permite identificar alteraciones y consultar precozmente. Por lo tanto, el autoexamen es una herramienta útil: pero no alcanza. No debe reemplazar el estudio que realiza el especialista ni la mamografía para la detección de carcinomas.

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