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viernes, 26 abril, 2024

Gerardo Cardone, volante raspador en el ascenso y guitarrista de rock indie

Gerardo Cordone, jugó 15 años en el fútbol profesional.

Gerardo Cardone, recordado volante de recuperación de clubes como Banfield, Brown de Adrogué y All Boys, y ahora guitarrista del grupo de rock indie de zona sur Placer, aseguró que “el fútbol y el rock siempre fueron mis pasiones en paralelo. La guitarra y el rock siempre fueron un escape para mi vida”.

Tras 15 años jugando en el ascenso, Cardone dejó el fútbol e inmediatamente regresó al rock para convertirse en guitarrista de la banda del prócer punk Marcelo Pocavida y luego unirse a Placer, una banda con la que ya lleva 7 años.

Cardone vivió en Remedios de Escalada. Como todos los vecinos, comenzó a jugar al fútbol infantil en Talleres de esa localidad bonaerense y guardó vivencias similares a las que narra Gustavo Biniez en su filme “El 5 de Talleres”.

“Con el fútbol empecé un poquitito más chico, pero casi en paralelo. Yo me compro mi primera guitarra a los 11 años y a los 11 años ya fui a jugar a Talleres de Escalada en fútbol infantil. Luego dejé de jugar hasta que a los 14 fui a Banfield. Seguía jugando en el barrio, en la escuela y con amigos todo el tiempo, pero a los 14 fui a Banfield y ahí ya no paré nunca más”, relató.

De su promoción en las inferiores de Banfield, Cardone dice que llegaron pocos, aunque compartió concentración y pensión con Mauro Navas, el arquero Christian Luchetti, Andrés San Martín, César “Patán” Aquino y Roberto Salvatierra.

Durante años, jugaba y tocaba en bandas pero lo mantenía en secreto.

Sobre cómo conjugar la vida del deportista profesional con la de rockero, que son tan distintas, Cardone aseguró que “lo que hacía la música era un escape, porque lo otro era mucha responsabilidad. El rock siempre fue un escape para mi vida y en su momento grababa y tocaba por eso. Empecé a tocar más por el 99 o 2000 porque después me fui a jugar a Brown de Adrogué y ahí no era tanta la responsabilidad. Me podía permitir hacer las dos cosas. En Primera no, tocaba con amigos y no salía a tocar, digamos, a lugares. Me juntaba a tocar con amigos de mi barrio o de otros barrios. Ya después empecé a tocar y jugar al mismo tiempo”.

En la Primera de Banfield debutó en 1996, bajo la dirección técnica de Oscar López, en el segundo tiempo de un partido contra Gimnasia de La Plata en el estadio Florencio Solá. Ese año le tocó el descenso al Nacional B y el regreso a la Primera A recién en el 2001.

“Tuve muchos técnicos como Patricio Hernández, Claudio Marangoni y Ramón Ponce y todos esos años en la B fueron difíciles pero muy lindos, porque ves el amor del hincha y del socio y además era una categoría dura”, añadió.

Cardone recuerda que el expresidente Eduardo Duhalde, por ese entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, ayudaba con dinero propio a pagar los sueldos del club.

“El jugador de fútbol es más de cumbia o romántico, hubo pocos rockeros en el fútbol”.”

Gerardo Cardone

“Una vez fuimos a comer a la quinta de Duhalde en San Vicente. Era gobernador y hacía un asado para los intendentes de la zona. Con Banfield fuimos a comer ahí. Llegamos y estaban varios políticos jugando al fútbol y en el plantel estaba Carlos “El Loco” Enrique que llamó a todos los dirigentes y se empezó a reír”.

“Ustedes nos critican a nosotros y miren lo que son, son unos muertos. No saben ni pegarle a la pelota y nos critican a nosotros’, los chicaneaba Enrique, mientras se burlaba de los dirigentes del club”, relató el futbolista devenido en rockero.

Cordone habla de “dos pasiones en paralelo”.

En el 2001, Cardone recibió el pase de Banfield y un veterano del ascenso, Daniel Raimundo, lo llevó a Brown de Adrogué, donde se identificó mucho con la camiseta y la institución. “En Brown aprendí a tocar y jugar. Me di cuenta que no podía salir a tocar y jugar al fútbol. Me parecía a mí que requería demasiado tiempo y esfuerzo. Yo no quedé acomodado como futbolista, el futbol era más profesional, requería más profesionalismo”.

También destacó que “ahora los pibes de los clubes de barrio se hacen remeras con nombres de los barrios, sienten pertenencia y es así, ¿viste? Ahora, porque antes no pasaba”.

Sobre las vivencias en el ascenso, Cardone jura que “era una aventura y yo lo disfrutaba, recuerdo una vez que fuimos las divisiones inferiores de Banfield a jugar al complejo Malvinas Argentinas de Argentinos Juniors y todo terminó en una batalla campal con cientos de personas corriendo y tirando piedras. Fue un desastre”.

“Era común ir a la cancha de Almirante Brown o de Laferrere y que te apedrearan el colectivo o ir al interior con la cancha llena, pero para mí eso era aventura, lo vivía como parte de las vivencias”.

También recordó cuando Raimundo lo llevó a jugar a Ferro, “que era un club de Primera en decadencia. Tenía todas las instalaciones impecables, mucha actividad social. Ahí jugué con Cristian Tula, Maxi Velázquez, que eran todos pibes, y con Ibrahim Sekagya, un ugandés que después jugó en Arsenal en Primera”.

Luego le llegó el salto a otro grande del ascenso, All Boys, que además le significó una voltereta musical: más vinculado al punk y al rock alternativo, Cardone pasó a una institución muy vinculada al blues y al rock stoniano.

“Me llamó el Ruso Zielinski para ir a All Boys. Un muy buen tipo y gran entrenador, aprendí mucho de él. Fue una muy linda experiencia porque All Boys era mucho más caliente que Ferro. La barra venía todos los días. All Boys tiene un problema, en una de las tribunas, en la platea, abajo hay un bar que lo maneja la barra y entonces te los cruzás todo el tiempo. Perdés dos o tres partidos y te vienen a apretar”.

En paralelo Cardone seguía con el rock y asi formó parte de la banda Elio and The Horribles, recordada por su killer rock y sus caras pintadas, sus disfraces a lo Alice Cooper Band, más tarde en los Viagra Boys que acompañaban a Marcelo Pocavida.

“En esa época el futbol y el rock estaban muy disociados, yo nunca decía que tocaba en bandas. El jugador de fútbol es más de cumbia o romántico. Salvo Pandolfi o el Lobo Cordone hubo pocos rockeros en el fútbol”, relató el exvolante.

“Y en la época en que tocaba con Marcelo Pocavida no le podía decir a nadie, imaginate que el ídolo de Marcelo era GG Allin, que se flagelaba en vivo, los shows terminaban siempre a mil. Lo tenía encanutado: iba, tocaba y después jugaba. Nadie sabía de eso”.

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