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martes, 16 abril, 2024

Las tecnológicas argentinas perdieron a su banco amigo del Silicon Valley

Nacido en 1983 en el corazón high tech de EE.UU. el Silicon Valley Bank ayudó a la mayoría de los unicornios argentinos: abría cuentas a costo cero, no cobraba transferencias, descontaba facturas y otorgaba créditos puente.

A lo largo de la autopista 101 South que une la ciudad de San Francisco en EE.UU. con Palo Alto, Menlo Park, Mountain View, Cupertino, Santa Clara y San José, se encuentran las compañías tecnológicas más importantes del mundo. Apple, Google, Facebook, Tesla, Oracle, Intel, Hewlett Packard, Skype, Uber y Airbnb se extienden en edificios corporativos de a lo sumo de tres pisos que compiten en creatividad, rodeados de parques e insertos en barrios de chalets y veredas impecables.

A esa zona se la llama Silicon Valley y surgió porque también contiene a la Nasa que. con sus innovaciones para la carrera espacial, fue la madre de la revolución tecnológica junto a las universidades de Stanford y la más reciente Singularity.

Al Silicon Valley se lo considera el “segundo país” más rico del mundo” con un ingreso per cápita en 2022 de US$ 128.647, solo por detrás de Qatar, y por delante de Luxemburgo.

Pionero en capital de riesgo En Santa Clara y en los albores del boom tecnológico a Roger Smith se le ocurrió en 1983 fundar el Silicon Valley Bank (SVB). Fue un pionero en el capital de riesgo que necesitan empresas sin historia para desarrollar sus proyectos.

Un empleado abre la puerta de la sucursal en San Francisco, California Hasta su caída hace diez días, fue la entidad número 16 de EE.UU, con US$ 175 mil millones en depósitos. Y en un mundo de tasas bajas hasta fines de 2022 y en el que sobraba plata, el SVB pasó de contabilizar US$ 55.000 millones en depósitos a US$ 186.000 millones a fines de 2022.

Como era demasiado dinero para poner a trabajar en créditos, el SVB lo colocó en en bonos de largo plazo asociados a hipotecas. Su CEO, Gregory Becker, no tuvo en cuenta la caída de precios en medio de la suba de las tasas de interés decidida por la FED estadounidense.

En poco tiempo el SVB tuvo que salir a vender esos bonos y libertarios como el republicano Peter Thiel dieron la voz de alarma retirando sus depósitos. Lo mismo hizo el fondo con partida de nacimiento en Argentina, Kaszek Venture de Hernan Kazah y Nicolás Szekasy, el más relevante de América latina.

La ausencia de regulaciones Lo demás es historia conocida y pudo suceder ante la ausencia de regulaciones para entidades de su tamaño.

Para los argentinos la quiebra de este banco es una pérdida. Comenzaron a relacionarse a fines de los 80 con Andy Tsao, el CEO para los negocios en mercados emergentes. Uno de los primeros fue Lisandro Bril cuando estaba al frente del fondo Hicks en la región.

Lisandro Bril, inversor en tecnológicas Y Tsao, que atendía en una oficina con vista a un jardín de tulipanes, lo supo reconocer siendo un generoso prestamista que ayudó a nuestros unicornios , desde Mercado Libre a Globant por citar algunos y hasta incubadoras con NXTP Lab.

“Era el único banco comercial del mundo para las tecnológicas. Apostaba al riesgo. Si la start up ya estaba invertida por un fondo, el Silicon Valley Bank le abría la cuenta bancaria a costo cero, no cobraba las transferencias, descontaba facturas, algo inusual en EE.UU. pero que permitía a compañías argentinas tener un anticipo de fondos para sus proyectos. Y más aún, otorgaba créditos puente para el cierre de las transacciones que suele demorar al menos un mes. Fue un banco a la medida de las tecnológicas”, describió Bril.

En su visión, la caída de este banco muestra una corrida del siglo XXI, sin colas de depositantes pero sacando su dinero con transferencias electrónicas e implica una crisis global que afecta a las tecnológicas de Argentina a Israel. Golpeó la confianza global.

Eso sí, el Federal Deposit Insurance Corp protegió los depósitos de hasta US$ 250.000. Pero muchas tecnológicas tenían bastante más y ahora tendrán que esperar la venta del banco. De las argentinas, aseguran, están todas a salvo. Claro que han perdido a su banco amigo en el Silicon Valley. No es poco. 

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