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jueves, 25 abril, 2024

La actividad pesquera argentina impulsa la industria naval nacional

Foto: Diego Izquierdo. A raíz del crecimiento y el desarrollo de la actividad pesquera en el Mar Argentino, la industria naval realizó desde 2020 unas 32 botaduras de barcos producidos en el país, después de varios años sin órdenes de construcción para los astilleros nacionales.

Una de las principales razones de crecimiento de la pesca fue el aumento exponencial de la captura y exportación de langostinos, que trepó de 30.000 toneladas en 2003 a 215.000 en 2021, con picos de 250.000 toneladas, y que en 2022 se mantuvo en torno a 210.000.

Con lo cual creció siete veces en 19 años, con ingresos de divisas por exportaciones que superaron los US$ 1.000 millones para al país en los dos últimos años.

“La industria pesquera no es solamente una industria exportadora. Cuando se administra bien el recurso, cuando se trabaja codo a codo con las empresas y gremios, la industria pesquera se transforma en una actividad inclusiva de miles de argentinos y argentinas en todo el litoral marítimo”, indicó a Télam, el subsecretario de Pesca, Carlos Liberman.

Con respecto a la industria naval, destacó que “este sector concreta sueños como lograr buques pesqueros nacionales, impulsa el desarrollo de la ciencia, de la tecnología e incorpora cotidianamente centenares de nuevos argentinos y argentinas”.

El sector de la industria naval argentina se compone de más de 300 empresas y emplea alrededor de 10.000 trabajadores.

En cuanto a la actividad pesquera, actualmente las embarcaciones con permiso de pesca vigente en Nación ascienden a 508 y el sector emplea en forma directa a 30.000 personas pero asciende a las 100.000 si se tiene en cuenta el empleo indirecto.

Por su parte, el presidente de la Federación de la Industria Naval Argentina (FINA), Domingo Contessi, remarcó a esta agencia que “del 2020 al 2022 la industria naval argentina celebró 32 botaduras de las cuales 20 fueron buques pesqueros”, y subrayó que “la antigüedad promedio de la flota bajó de 40 a 34 años, no solo por los barcos nuevos que se construyeron, sino también por los que se importaron y los más viejos que se dieron de baja para proceder a estos reemplazos”.

Al respecto, Liberman recordó que “en 2017 cuando la industria naval apostaba a la inversión al mediano y largo plazo, se encontraba sin órdenes de construcción de buques pesqueros”, y añadió que “por ese motivo, la FINA hizo una solicitada mencionando que la industria nacional se caía, y resaltando que no había horizonte ni futuro para los astilleros”.

Foto: Diego Izquierdo. Por su lado, Contessi señaló que cuando asumió la nueva gestión de gobierno desde FINA se pidió “que se impidiera la importación de buques usados que pueden construirse en el país”, y puntualizó que “el gobierno de (Alberto) Fernández aceptó la propuesta y además dictó otras medidas de fomento como el programa Prodepro (de desarrollo de proveedores) y los créditos del Banco Nación, e inmediatamente llovieron las órdenes de construcción”.

“Astilleros que antes se dedicaban solo a la reparación tuvieron que hacer obras de infraestructura para comenzar a construir buques nuevos, otros astilleros de Tigre y del Paraná que antes solo construían buques para turismo o barcazas comenzaron a hacer sus primeros barcos pesqueros y hasta se reactivaron astilleros que habían estado mucho tiempo parados. Aumentó el empleo en la industria naval privada y comenzó un proceso virtuoso”, afirmó el también presidente del Astillero Naval Federico Contessi de Mar del Plata.

El presidente de la Federación de la Industria Naval Argentina (FINA), Domingo Contessi / Foto: Diego Izquierdo. En la misma línea, el constructor naval Hugo Obregozo, uno de los dueños del Astillero Aloncar de Necochea, indicó a Télam que “la actividad pesquera tuvo una evolución en la industria naval”, y sostuvo que “de venir pescando 20.000 toneladas a pescar 220.000 de un producto de alto valor comercial como el langostino, que es la soja de la pesca, se produjo un impacto que fue el motorizador del despegue de la industria naval”.

Además, explicó que “la captura del langostino que no es como la de la merluza y otras especies, que se pesca en todo el año, sino que se abre la zafra por tres o cuatro meses, como el calamar, se pesca por periodo no por cupo”.

“Entonces cada armador necesita su barco en las mejores condiciones para ser más eficientes y capturar lo más posible. Cuanto mejor es la embarcación, mejor será la performance del trabajo. Esto es un beneficio que llevó a la reactivación de la industria naval”, afirmó Obregozo.

Foto: Diego Izquierdo. Por su parte, el director nacional de Coordinación y Fiscalización Pesquera, Julián Suarez, indicó a esta agencia que “la industria naval se reactivó y es fruto de las medidas de administración que adoptamos y de la decisión política de frenar la importación de buques usados que hoy está mostrando su efectividad”.

“Estamos trabajando muy fuertemente en la articulación del sector privado y público con el objetivo de impulsar el trabajo nacional. Hubo un avance sustantivo en la eficiencia de las herramientas de trabajo, como lo son los buques pesqueros, la calidad y la tecnología que adoptan y sin lugar a dudas, el crecimiento de la mano de obra nacional”, afirmó Suárez.

Foto: Diego Izquierdo. El tipo de cambio y las restricciones a las importaciones, los principales desafíos La actividad pesquera impulsó a la industria naval en los últimos años, pero ese crecimiento se vio obstaculizado por una coyuntura económica en la que el tipo de cambio y las restricciones a las importaciones se convirtieron en los principales desafíos para el sector.

“La coyuntura económica es muy difícil. Acabamos de botar un barquito artesanal, ya llevamos dos, y ahora vamos a sacar el último. Teníamos que sacar dos más pero no podemos porque no tenemos precio para cotizarlos”, explicó a Télam, Hugo Obregozo, uno de los dueños del Astillero Aloncar de Necochea.

Destacó que “a dólar oficial no es posible conseguir nada de lo que se necesita importar”, y precisó que “el 70% de los insumos para la industria naval es importado”.

En ese sentido, remarcó que “hasta la chapa naval es importada”, y señaló que “se empezó a fabricar a nivel local, pero todavía es muy incipiente y no tiene certificación”.

Por su parte, el presidente de FINA, Domingo Contessi, indicó a esta agencia que “el atraso cambiario comenzó a limar la rentabilidad del sector pesquero y también a aumentar los costos de la industria naval”.

Además subrayó que “las actuales restricciones a las importaciones ralentizaron este proceso y distorsionaron aún más los costos”.

“Lamentablemente todo el proceso de renovación de la flota pesquera hoy está nuevamente jaqueado por los problemas macroeconómicos”, afirmó Contessi.

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