El gobernador tuvo que demorar la votación porque no hay acuerdo con la oposición y los intendentes del PJ que le piden más plata
Empantanados hasta este miércoles por los tironeos con la oposición, por las propias diferencias internas y por una brecha en torno a unos $50.000 millones, el oficialismo y la coalición de Juntos por el Cambio volverán a reunirse este jueves para tratar de saldar la discusión en torno al Presupuesto 2023, para el que el gobernador Axel Kicillof aún no tiene los votos.
El lunes, según confirmaron a este diario, Kicillof y su ministro de Economía, Pablo López, y el jefe de Gabinete provincial, Martín Insaurralde, mantuvieron un encuentro clave de varias horas para analizar la situación y tratar de acercar posiciones.
Es que, el jueves pasado, legisladores de la oposición como Maxi Abad, jefe de la UCR bonaerense, y Adrián Urreli, que reporta al intendente Néstor Grindetti, mantuvieron una intensa cumbre con López, Insaurralde y la vicegobernadora Verónica Magario, entre otros.
Dicen que el ministro de Economía bonaerense quedó descolocado. ¿Qué pasó? La oposición planteó primero que la cifra a repartir entre los municipios por el Fondo de Infraestructura (FIN) y el de Seguridad, entre actualizaciones y el pago de deudas, debería rondar los $82.000 millones.
López abrió grandes los ojos. Y volvió a ratificar, en un salón en el que sobrevolaba cierta tensión, la “oferta” del gobierno bonaerense, en torno a unos $30.000 millones. Es decir, unos $50.000 millones menos que lo pretendido por Juntos por el Cambio, una cifra que, sin embargo, desde la propia bancada opositora consideraron puertas adentro un tanto excesiva, y lanzada con el único propósito de la negociación.
Fue en ese momento cuando Magario tomó la palabra. Y sorprendió a López incluso más que el sobresalto que le ocasionó la propuesta opositora. “Lo de ellos (por la oposición) es un exceso, pero lo tuyo es poco”, tiró sobre la mesa la vicegobernadora mientras se dirigía al ministro de Economía, según pudo reconstruir Clarín.
La matancera planteó entonces un monto aproximado en torno a los $53.000 millones para obras de infraestructura y el fondo de seguridad para los municipios. López, aseguran, quedó estupefacto.
El rol de Insaurralde Este jueves, el oficialismo provincial y la oposición volverán a encontrarse para tratar de consensuar una cifra de cara a la discusión parlamentaria de fin de año que todavía no tiene fecha.
López, de la mesa chica del gobernador, no hace ningún planteo que no tenga el aval explícito de Kicillof. De hecho, está a cargo de la auditoría de las cuentas municipales y de los fondos que los distritos tienen depositados en el Banco Provincia, una tarea que tiene de pésimo humor a los intendentes, acostumbrados a pedir siempre un poco más.
En ese menú de pedidos, el rol de Insaurralde es clave. En La Plata lo miran de reojo.
De altísima relevancia en el sistema político bonaerense, el jefe de Gabinete de Kicillof es el nexo principal con la oposición. El encargado, a través de Federico Otermín -de su riñón-, el presidente de la Cámara de Diputados provincial, de juntar las voluntades opositoras en el recinto.
Detrás del pedido de los intendentes del PRO y de la UCR está, en ese sentido, el aval del intendente de Lomas de Zamora en uso de licencia, que todavía no se resigna a pelear por la gobernación. Es su gran anhelo. Insaurralde es, además, la cara de la avanzada de los intendentes del PJ contra la figura de Sergio Berni, el ministro de Seguridad que tiene el aval absoluto del gobernador.
En la discusión en torno al Presupuesto se esconden todas esas tensiones internas de cara a un año electoral que será decisivo en territorio bonaerense para el Frente de Todos. Para colmo, todavía es un enigma qué hará el presidente de La Cámpora y del PJ provincial, Máximo Kirchner, que tiene una acuerdo político con Insaurralde y que, puertas adentro de la organización que lidera, empezaron a brotarle desde hace tiempo una serie de diferencias por el futuro de la agrupación.