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viernes, 29 marzo, 2024

La economía argentina por un desfiladero: entre el ajuste de Silvina Batakis y la desaceleración global

“Sombrío y más incierto”. Así se llama el informe del Fondo Monetario Internacional sobre las perspectivas de la economía mundial. Se trata de una actualización de su tradicional Outlook que publica dos veces al año.

A comienzos de año el Fondo había estimado que la economía global crecería 6,1% en 2022. Cuatro meses más tarde, en abril, bajó a 3,6%. Y ahora a 3,2%.

Excepto Brasil, destino del 13,1% de nuestras exportaciones en el primer semestre, el resto de los principales países compradores de productos argentinos, experimentan y experimentarán una desaceleración para este año y 2023.

EE.UU., la economía más grande del mundo, marcha hacia un ‘aterrizaje’. Hoy dará un paso en esa dirección cuando la Reserva Federal suba las tasas por cuarta vez en el año. Su economía crecería 2,3% este año y 1% el próximo. China, que en el arranque del año se expandió por debajo de Estados Unidos por primera vez desde 1976, marcha también a un período de crecimiento insuficiente para los objetivos que se había trazado el Partido Comunista (5%).

La paradoja de todo esto es lo que pasa con la Argentina. Es que si en seis meses los economistas en el mundo pasaron de bajar los pronósticos de crecimiento de la economía mundial de 6,1% a 3,2%, los consultores de la city porteña hicieron todo lo contrario: el relevamiento de expectativas de mercado que hace el BCRA registra hoy un crecimiento esperado para este año (3,2%) mayor que el que había en diciembre. “La única variable que no modificamos fue el PBI”, dice Andrés Borenstein, economista de Econviews, en relación al comportamiento de la macro argentina en estos meses. “Dejamos un crecimiento de 3,5% para el año”.

Hay distintas explicaciones de por qué la actividad se mantuvo en Argentina. Hay cada vez más incentivos a consumir (no a ahorrar), Brasil está creciendo más y hay sectores que enfrentan mejores perspectivas (alimentos).

Pero la realidad enseña que la Argentina marcha hacia un ajuste como sucedió en 2002. En realidad es un ajuste que ya empezó. Pero lo que no se sabe aún es el final. Y en parte para entender ello será clave si el mundo ayuda como hace 20 años atrás.

Todo indica que esta vez no.

El FMI espera un crecimiento mundial más bajo para 2023, un dólar más apreciado y menores precios de materiales primas. La performance global de 2023 estará entre las peores 1970, dijo el Fondo. En ese contexto, la economía argentina enfrenta otro tipo de ‘salida’ respecto a la de 2022. JP Morgan espera una contracción de 0,4% para 2023.

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