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viernes, 26 abril, 2024

Construir una pieza, el sueño de tres mujeres del barrio La Cava

Danixa Del Solar conoció el programa Mi Pieza navegando en internet. Foto: Gonzalo Iglesias Danixa, Mariqui y Micaela, tres de las 35 mil ganadoras del primer sorteo del programa Mi Pieza destinado a refacciones y ampliaciones de viviendas en barrios populares de todo el país, comparten historias vinculadas al plan y coinciden en destacar la “oportunidad y aliento” para iniciar una nueva etapa.

La figura de Diego Armando Maradona, camiseta argentina, mirando al cielo es una especie de faro en el centro de La Cava. Ahí, en ese punto donde confluyen los distintos sectores del barrio, el sol pega más fuerte al mediodía. A pocos metros, vive Danixa Del Solar, 24 años, madre de tres hijos.

Los cuatro comparten una habitación en la que no entra mucho. La cocina y el baño, aparte.

“Vivo cómoda, dentro de todo, pero me hacía falta una ampliación”, cuenta Danixa, una de las 35 mil mujeres que salieron seleccionadas en el primer sorteo del programa Mi Pieza impulsado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.

Mientras Danixa habla, Gianna, su hija de un año y ocho meses, hace todo lo posible para subirse a las piernas de su mamá sin dejar de laso un osito blanco y rojo. Nehuel, cinco años llenos de preguntas, repite las palabras de Danixa mientras ella le dice que no, que ahora haga silencio. Brianna, que está por cumplir los cuatro, se divierte con esto.

Micaela Firme: una de las primeras mujeres en recibir el 50% del dinero que entrega el programa Mi Pieza. Foto Gonzalo Iglesias. “Estoy contenta porque me salió esta oportunidad de poder hacerle la habitación a cada uno de los chicos. Con la ayuda que me dieron puedo hacer la casa que para mí era imposible. Pero esto me dio más aliento para poder seguir por mis hijos”, cuenta Danixa con una sonrisa que se le puede ver también en los ojos.

Ella, como otras mujeres de barrios populares, conoció el programa Mi Pieza navegando en internet. “Quiero hacer las piezas arriba para los chicos, así tiro lo que es cocina y dejo todo patio. Así vamos a vivir mucho más cómodos”, proyecta.

“Todos en el barrio me dicen Mariqui desde muy chica”, cuenta María Magdalena Sánchez, de 40 años que vive con su marido, Ricardo, y sus siete hijos, hace 18 años en la misma casa de La Cava.

“La cocina es muy chica, tenemos un patio, el baño, dos habitaciones chicas y una grande que comparten mis siete hijos”. En una dormimos Ricardo, Olivia (6) y yo; en otra duermen Ailén (22) y Leila (19), y en la otra Lautaro (17), Bautista (11), Yoselin (16) y  (14). “Nos quedó todo chiquito”, dice.

Una forma de acceder a una mejor calidad de vida. Foto: Gonzalo Iglesias A la casa se entra por una puerta enrejada de hierro seguida de un pasillo que da al patio. Las paredes de ladrillos reflejan el sol del mediodía con varios pares de medias secándose en el marco de una ventana.

“Ricardo y yo trabajamos, dos de las chicas también pero lo de ellas es para sus gastos y lo nuestro para todo lo que sea de la casa. Yo trabajo en una empresa de limpieza, de día en edificios y de noche hacemos oficinas; él en un supermercado”, cuenta mientras se toca las uñas que se arregló para la ocasión y aclara que también limpia en algunas casas para tener ese extra, porque lo necesita y que Ailén y Leila les dan apoyo escolar a chicos del barrio.

María Magdalena Sánchez, al igual que Danixa Del Solar y otras mujeres de más de 18 años residentes en barrios populares del ReNaBaP, salió sorteada para recibir la línea de financiamiento dependiente de la Secretaría de Integración Socio Urbana (SISU), del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, para realizar obras en su vivienda, ya sean pequeños arreglos, refacción o ampliaciones.

“Sueños grandes no tengo. Lo único que quiero es que mis hijos terminen sus estudios, que sigan una carrera y un oficio, y quiero que ellos estén bien. Yo con eso soy feliz. Es lo único que quiero, que mis hijos vivan bien, y que tengan un buen futuro”.María Magdalena Sánchez”Mi idea es edificar. Porque me quedó chico para hacer las divisiones. Aparte una vez que hacés lo más pesado que es la losa, después de a poco se puede ir edificando. Muchas veces lo habíamos planeado pero nunca llegamos a puerto”, explica María Magdalena, que se enteró del programa Mi Pieza por su hija Leila cuando recibió un mensaje en uno de sus grupos de WhatsApp.

“Cuando salí sorteada ella estaba más contenta que yo”, dice riendo. “Estaba super contenta y yo no caía. Bah, no caigo todavía. Nos viene muy bien. Por ahí nosotros nos queremos acostar pero están todos mirando tele y no podemos, o estos hacen ruido, o los chiquititos corren, van, vienen. Pero si vos tenés tu habitación, obvio, no una para cada uno, pero por ejemplo, las nenas que son muchas, una habitación para tres, otra para dos, Lautaro y Bauti, estar solos, porque ellos son varones, para que puedan tener cada uno su privacidad”.

Y agrega: “Sueños grandes no tengo. Lo único que quiero es que mis hijos terminen sus estudios, que sigan una carrera y un oficio, y quiero que ellos estén bien. Yo con eso soy feliz. Es lo único que quiero, que mis hijos vivan bien, y que tengan un buen futuro”.

La línea de financiamiento depende de la Secretaría de Integración Socio Urbana del Ministerio de Desarrollo Social que le entrega a las ganadoras 100 mil o 240 mil pesos en dos cuotas del 50%, a través de su cuenta en Anses. Foto: Gonzalo Iglesias Micaela Firme sube al flete las columnas y mallas que pronto se convertirán en una ampliación de su casa en La Cava. La camioneta la pasó a buscar por el barrio y la llevó hasta Don Torcuato para conseguir lo que necesitaba. Un rato después, Micaela y su primo, el fletero, descargan todo en la canchita de fútbol donde Maradona asiste como espectador.

“Disfruto mucho el proceso, porque si estoy ansiosa o apurada las cosas salen mal”, cuenta Micaela, una de las primeras mujeres en recibir el 50% del dinero que entrega el programa Mi Pieza. Apenas vio la confirmación en la aplicación que le avisaba que el dinero había sido depositado en su CBU, llamó a su primo y arregló todo lo necesario para ir a hacer las compras y empezar lo antes posible con la obra.

Con 28 años, Micaela Firme no se cansa ni un segundo de estar en movimiento. Antes de la pandemia, trabajaba como cajera en un supermercado pero quedó embarazada de Gema, que ahora tiene 8 meses, y tuvo que renunciar porque no tenía nadie que la ayudara con las nenas. Pero rápidamente empezó a hacer el mantenimiento de los pasillos del barrio con una cuadrilla de limpieza y a armarse algunos emprendimientos. Vendió ropa de segunda mano en ferias virtuales, lo que le permitió comprarse un aire acondicionado, después continuó con ropa nueva y ahora con objetos de bazar y bijouterie.

“En mi tiempo libre siembre hago algo para poder seguir sosteniendo la casa, porque tengo cuatro nenas y es un gasto también”, aclara hablando de Geraldine, de 9 años; Francesca, de 7 recién cumplidos; Malennie de 5; y la beba. Las cuatro juegan entre ellas en la habitación mientras su mamá habla.

“Mi abuelo vivía en este espacio, y cuando me lo dio, lo tiré abajo y lo hice todo a nuevo. Lo conseguí con esos cuatro años de trabajo en el supermercado. Pude construir una pieza chiquita con dos camas, una de dos plazas para Malennie, Gema y yo, y la otra de una para Geraldine y Francesca”, dice.

Además de ese espacio, la casa tiene la cocina con una mesa y el lavarropas, y el baño está al lado. Micaela explica que cuando termina de lavar la ropa tiene que ir a lo de su suegra, que queda a varias casas de la suya, para poder colgar todo porque no tiene patio para hacerlo. Y menos que menos para que sus hijas puedan jugar.

“Cuando me enteré que había salido sorteada para Mi Pieza me re emocioné, encima estaba en el colectivo”, recuerda y se ríe: “Con solo saber que iba a tener un apoyo para poder hacer lo que necesito, me puse muy contenta. Porque yo trato de darles lo mejor que puedo a mis hijas, pero es un espacio muy chico el que tenemos”.

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