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miércoles, 24 abril, 2024

Cuántas vacunas contra el Covid tienen que llegar al país y podrían usarse como terceras dosis

Argentina, el mismo país que el verano pasado cacheteaba a la población desesperada por ser vacunada contra el Covid con el intragable despliegue de un vacunatorio VIP, hoy encarriló la campaña de inmunización al punto de tener contratos de compra de sobra. Si se cumplieran esos acuerdos, el país no solo terminaría de vacunar con esquema completo a los mayores de 3 años sino que podría darle un refuerzo, una tercera dosis a toda la población. E incluso sobraría.

El tema importa porque hay expertos que empiezan a  advertir que no se demore el “booster” (o “refuerzo”) en el segmento de la población más comprometido, tal como impulsan países como Chile y Uruguay. Tienen dosis disponibles y como está probado que los refuerzos son seguros arrancaron la segunda ronda “por las dudas”.

Los mueve el temor de que, ante una nueva ola de contagios, el tiempo transcurrido desde la segunda dosis juegue en contra de quienes tienen factores de riesgo, en especial si están inmunosuprimidos.

Campaña de vacunación contra el Covid en el club “Líbero”, ciudad de Buenos Aires. /Xinhua/Martín Zabala

Hablamos de personas con distintos tipos de inmunocompromiso: entre otros, enfermos de cáncer o pacientes con afecciones reumatológicas tratados con medicación que les bajan las defensas.

Según Jorge Geffner, investigador superior del INBIRS-Conicet y una eminencia local en inmunología, “en algunas poblaciones se está viendo que, pasados seis o siete meses de la segunda dosis, la eficacia decae. No tiene que ver con los niveles de anticuerpos sino con la protección frente a la infección. Sigue siendo muy alta, pero a los pacientes inmunocomprometidos, a quienes de por sí les había costado levantar la respuesta inmune, se vuelve necesario darles un booster”.

TiemposQue la inmunidad contra el coronavirus tiene patas cortas lo saben todos. No solo Geffner, que en la charla con Clarín marcó los contrastes entre el SARS-CoV-2 y el virus del sarampión, un típico ejemplo de inmunidad “vitalicia”.

También lo sabe la ministra de Salud, Carla Vizzotti. Justamente hace unos días apuntó que la inmunidad contra el coronavirus “no dura toda la vida”, y aseguró que por eso están “evaluando un refuerzo de todas vacunas en 2022”.

Como al cierre de esta nota no se habían obtenido precisiones de la cartera de Salud, es difícil entender qué variables se dirimen, es decir, qué se baraja en esa “evaluación” de una (casi certera) nueva etapa en la campaña de vacunación.

Como sea, aun con los casos a la baja, es evidente que el reloj corre para muchos: las miles de personas con factores de riesgo que fueron convocadas a enrolarse en mayo y a fines de este año estarían en condiciones (siguiendo a Geffner) de recibir el famoso booster.

Vacunación contra el Covid a menores de 18 años en la Nave Cultural, Mendoza capital. Foto: Orlando Pelichotti

El refuerzo -opinó el investigador- podría ser necesario cada año, o cada año y medio.

Ante la pregunta de quiénes deberían recibir la tercera dosis, no lo dudó.

“En primer lugar, las personas con compromiso inmunológico. En segundo lugar, el personal de la salud. Luego, los mayores de 60 años. Finalmente, toda la población. Tarde o temprano va a ser necesario darle un refuerzo a todos”, aseguró.

RemanentesLa matemática de la pandemia es soporífera. Basta decir que la población objetivo (chicos incluidos) contempla en Argentina unas 43,5 millones de personas, tomando a todos los mayores de 3 años, según las proyecciones del INDEC para 2021.

Si todos los contratos que firmó el país se cumplieran, deberían llegar unas 54 millones de dosis en los próximos meses.

Considerando que las únicas partidas entregadas al 100% fueron las 30 millones de dosis de Sinopharm y menos de 600.000 de Covishield, las que deberían venir -con viento en popa- son 10,5 millones de dosis de Sputnik V adeudadas; 3,4 millones pendientes de Oxford-AstraZeneca; 16 millones de Pfizer; 4,8 millones de Cansino; y las 20 millones de dosis de Moderna pautadas para el primer trimestre de 2022.

Sin entrar en el tedio de cifras de las vacunas arribadas pero aún no distribuidas o no aplicadas, lo importante es que falta que aterricen alrededor de 5 millones de dosis para que todas las personas que residen en la Argentina tengan su esquema de vacunación completo.

Ya no se ven adultos mayores vacunándose contra el Covid, pero en pocos meses podrían recibir un refuerzo. /EFE

Cuando se resta los 5 millones de dosis a los 54 millones que por contrato deberían venir, se vuelve evidente que alcanzará (y de sobra) para una nueva ronda de vacunación. 

Esquema incompletoGeffner podría hablar rato largo de las terceras dosis e, incluso, de la “nueva generación de vacunas contra el SARS, que contemplarán el inmunógeno de las nuevas variantes”.

Sin embargo, si se le pregunta por “refuerzos” a Ricardo Rüttimann, infectólogo de la Fundación Centro de Estudios Infectológicos (Funcei) y miembro de la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn), la charla cambia por completo.

“Los refuerzos no los hemos discutido todavía. Estamos muy preocupados por completar la segunda dosis. Hay un sector de la población adulta joven (de 18 a 50 años) que no está cumpliendo con darse la segunda dosis”, advirtió.

Vacunación libre estaciones de trenes para mayores 35 años en la provincia de Buenos Aires. Foto Juano Tesone

Aseguró que “en su mayoría tienen la vacuna Sinopharm”, y estimó que la merma, o es “multifactorial” o se debe a un problema de “difusión” de los beneficios de esta vacuna en particular, como si su “reputación”, a los ojos de estas personas, estuviera cuestionada.

“En mayores de 50 años, el 70% tiene dos dosis, pero en menores de esa edad, en algunas jurisdicciones apenas llegan al 50%. Es una población muy importante, por cómo se disemina el virus”, justificó Rüttimann.

Y se confirma con los datos nacionales de vacunación por edad. Más joven es el adulto, peor es la adherencia a la segunda dosis.

Mientras más del 83% de los mayores de 50 años se dio el esquema completo, en los de 40 a 49 baja al 77%. En los de 30 a 39, a entre 65% y 70%.

Y empeora en los más jóvenes. De los de 25 a 29 años, solo el 57% se dio la segunda dosis. Y los de 18 a 24, el 50,9%, una mitad “pendiente”, que habla de un camino fundamental por recorrer. 

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